Siempre nos habían ido las cosas bien, no podíamos quejarnos. Yo tenía un buen trabajo, ella también, teníamos una buena casa, ganábamos mucho dinero y nos queríamos, o al menos eso era lo que yo pensaba. Solo había una cosa que nos faltaba para ser realmente felices; tener un hijo. Durante años lo hemos intentado, pero de momento, no lo hemos conseguido. En ocasiones pienso que eso era lo que la iba apartando de mí poco a poco. Ella piensa que la culpa de no tenerlos es mía, cree que prefiero dedicarme más a mi trabajo que a disfrutar de una familia… y puede que tenga razón. A lo mejor realmente me importa más generar dinero con mi trabajo o puede también, que lo que tenga es miedo a que nuestras vidas puedan cambiar o a fracasar como padre. No tengo problemas en manejar empresas que mueven millones pero sí le tengo miedo a criar un niño, ya ves. Si, puede que sea un cobarde o un egoísta, pero juro que yo también quería tener un hijo.
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