jueves, 24 de enero de 2013

Seguro que ahora si.

"Con lo sencillo que es vivir, por qué las personas seremos tan complicadas”



Aquel día, se quedó con la sensación de que se había ido sin decir algunas cosas que pensaba decir y de que hablaron de otras que igual no era el momento de hacerlo. En los últimos meses había visto cosas que no le gustaban, ella no le parecía la misma de siempre y con la confianza que le daba su amistad, se creyó  capaz de decírselo, no sin antes pensar un poco en las consecuencias que eso podría tener. Decidió que lo mejor era soltarlo porque no entendía el porqué de muchas cosas y no podía con eso. Aún así, al final se guardó algunos motivos por los cuales podrían haber pasado esos comportamientos que no entendía. Quizás por miedo a empeorar las cosas, porque podría hacer un daño que no quería o simplemente, porque podría estar equivocado, que sería lo mas fácil. También es cierto que algunas cosas que pensaba decir, se le pasaron, pero pensó que quizás un día lo hablarían o si ella lo prefería, lo dejarían correr y mirarían  solo hacia delante.

Otra amiga de ellos comentó una vez  y seguramente tiene razón, que “Nada puede ser como antes porque las cosas cambian y las personas cambiamos con ellas”. Temas de trabajo, distancias o afinidades nos hacen cambiar de costumbres o de compañías, pero es normal, nadie pide contratos de exclusividad, sería estúpido además de ridículo, pensaba…

Las cosas no acababan de ir como ellos querían y volvieron a intentarlo, esta vez, con ayuda. Otra persona que pensaba como él, le ayudó a decir lo que sentían realmente y ella hizo lo mismo. Se expresaron abiertamente, sin esconder nada, que es como debe de ser en estos casos donde la confusión, malos entendidos y pérdidas de confianza son los que crean situaciones indeseables simplemente por eso, por no hablar en el momento preciso y dejar que la bola de nieve avance.

  Le pidieron que volviera a ser ella misma, sincera, abierta, alegre, sin maldad, amiga…No cambies ni dejes que te cambien. Piénsalo, no merece la pena.

También le pidieron perdón por si algo de lo que habían dicho ese día o en algún momento tiempo atrás, le hubiera molestado, porque nunca hubo propósito de hacer daño.

Esta vez, estaba seguro de que había acertado.