jueves, 28 de enero de 2016

Jake´s Books.



 Llevaba tanto tiempo allí, en aquella estantería, que era ya para él algo mas que su lugar en aquel puesto de venta. Era su hogar y la única vida que conocía.

 Hacía muchos años que estaba en aquella antigua librería, esperando que alguien de las muchas personas que entraban a curiosear por allí, se fijara en él y se decidiera por fin a llevárselo a casa. Tenía muchas ganas de agradar y entretener a la gente enseñando su contenido. A fin de cuentas, para eso había sido creado. Algunas veces, les llamaban la atención la original falta de color de su portada (era totalmente negro) y otras, su título en letras de plata; “El muerto”. Lo sacaban del estante sujetándolo con cuidado, ya que era un ejemplar realmente antiguo, abrían aleatoriamente sus páginas y leían pequeños párrafos. Pero hasta hoy, el siguiente paso que daban era volver a colocarlo en su estante y elegir a algún otro de los muchos compañeros que allí estaban con él.

 Durante mucho tiempo, aquello no le importó demasiado, bueno, en realidad no le importaba en absoluto. Cuando llegó, era un joven y altivo ejemplar recién salido de la imprenta, estrenando la más grande y ambiciosa librería del lugar. Disfrutaba cada momento de todo el proceso de preparación del local para recibir al gran público; la colocación de todos los estantes, pintar las paredes de un color agradable, el suelo de madera…  

 Antes de la inauguración, él era el único libro que había allí. En torno a él, aquel lugar fue creciendo y llenándose cada vez más de nuevos compañeros. Se sabía importante y por eso siempre se encargaba de dar la bienvenida en nombre de todos a los que iban llegando. Pero los principales culpables de que toda aquella aventura echase a rodar, eran Jake y Jake jr. Siempre había sido el sueño de su vida y por fin lo habían conseguido. Todos allí les adoraban porque demostraban día a día que amaban su trabajo, aquel lugar y todo lo que había allí. Simplemente, aquella librería, “Jake’s books”, era lo más importante que había en sus vidas. Los trataban con el máximo cuidado, se ocupaban con esmero de que todos estuvieran limpios para que mostraran su mejor cara, y los colocaban con mimo en los preciosos estantes de caoba que poblaban la librería. Ordenados cuidadosamente por géneros literarios, facilitaban las cosas a la gente que se interesaba en ellos…

 Jake jr tenía especial predilección por él. Lo notaba porque siempre era el primer libro que revisaba cada vez que abría por las mañanas. Lo sacaba, le pasaba el plumero y lo volvía a colocar en su sitio. Pero él notaba que, al ponerlo de nuevo en el estante, lo introducía un poquito mas atrás que al resto de compañeros que compartían fila con él, como intentando que se le viera un poco menos. Estaba seguro de que lo hacía porque, aunque estaba allí para eso, en el fondo no quería venderlo, ya que le tenía un gran cariño. Después de todo, habían empezado juntos aquella aventura…

 Y juntos vivieron maravillosos años llenos de experiencias en aquel lugar. Vieron llegar y luego emprender su aventura a cientos de libros; la fiesta de la inauguración, las largas tardes de firmas de autores a sus fans…muchos momentos inolvidables.
Claro que también hubo momentos muy duros y que tuvieron realmente serias dificultades para superarlos. Uno de ellos, el gran incendio que tuvo lugar una noche de verano hacía veinte años, que dejó la mitad de la librería calcinada y con ello, muchísimos libros valiosos perdidos para siempre. Él se salvó de milagro, pero la pérdida de tantos amigos de forma tan cruel le costó mucho tiempo superarla.
Años después, la desgracia y el infortunio volverían a golpear fuerte a Jake jr, esta vez, de forma irremediable. Su padre, ya anciano y con toda una vida dedicada a la pasión de los libros compartida con su hijo, fallecía.
Jake jr le decía algunas veces:

─ Papá, llevas ya mucho tiempo en esto y ahora necesitas descansar y disfrutar un poco de la vida. ¿No has pensado en jubilarte y  tomarte unas vacaciones?

La respuesta de Jake siempre era la misma.

─ No las necesito hijo, pero lo pensaré. El año que viene, tal vez…


 Su ausencia les dejó huérfanos a todos y con un vacío que jamás pudieron  llenar de nuevo.
Ahora, Jake jr también era un hombre mayor. Cansado y debilitado por los años, era consciente de que no podía seguir, pero estaba feliz de haber vivido como había soñado; rodeado de libros y dedicado a ellos en cuerpo y alma.


 Cerró por última vez la puerta de su entrañable y ahora vacía librería y dejó atrás una vida llena de recuerdos. Solo se lo llevó a él debajo del brazo, a su preferido, con la seguridad de que siempre estarían juntos…