-Buenos días, doctora.
-Buenos días. Pase, deje sus cosas en esa silla y siéntese en aquel sillón alto del fondo, por favor.
-¿Qué tal le ha ido en los últimos meses? ¿Ha empeorado o sigue igual?
-Pues creo que voy a peor poco a poco. Cada vez veo menos de lejos. Se me cansan mucho los ojos de cerca cuando leo, estoy en el ordenador o algo así y el tratamiento hay días que lo tengo que usar más y otros menos, aunque eso ya es habitual desde hace mucho.
-Las pruebas que le han hecho antes de entrar indican que todavía la visión no es del todo mala aunque, eso si, ha empeorado desde la última vez que le vi.
-El resto de la exploración para ver sus otros síntomas, si que ha mejorado mucho.
-Bueno, al menos una buena noticia, supongo.
-Si, por supuesto. Mejorar siempre es bueno.
-Ya, pero es que a mí lo que mas me preocupa es el tema de la visión, que noto claramente que va a más, y ya me habían avisado que tendría que acabar operándome y desde entonces, lo pienso a menudo aunque no se si soy yo que ya me estoy obsesionando con eso o que se yo…
-Es cierto que últimamente ha evolucionado bastante. Y es normal que lo haga, eso ya lo sabía también usted…
-Si, si, lo se, estaba advertido de ello.
-Pues entonces, le voy a ver otra vez dentro de seis meses y le preparo ya para la operación.
-Ah, vaya, pero…así de, eh… no se, eh… ¿en seis meses, dijo?
-Si. Que ocurre, ¿ahora le parece pronto?
-Si…quiero decir, no, no, claro. Quiero mejorar y recuperarme. Pero después de tantos años viniendo escuchárselo así decir, así de repente…no se, me ha dado como una “cosa” en el estómago, no se. Es que no esperaba escucharlo hoy, la verdad.
-Pues nada, ya sabe. Tenga este volante, pida cita al salir para dentro de seis meses y entonces, hablaremos. Ah, y mientras siga con el tratamiento, claro.
-Si, claro. Bueno, vale, pues hasta entonces y gracias, doctora.
-Hasta la próxima. Cuídese.
( esto es un relato de ficción. Cualquier parecido con la realidad, a lo mejor no es una coincidencia)
