miércoles, 4 de julio de 2012

Ese día.

Había llegado. En el fondo, tenía esperanzas de que no ocurriera. Pero el día tan temido por ella ya estaba aquí. El día en que dejarían atrás todo lo que habían conocido y a las personas con las que habían convivido. Nadie sabe por cuanto tiempo. Quizás para siempre... Pero no tenía más remedio que irse.


Era feliz aquí. Tenía toda su vida bien organizada como ella quería, como le gustaba vivir. Su marido, con su trabajo, contento con lo que hacía y con lo que económicamente le reportaba. Ella, aunque alguna vez también pensó en buscarse un trabajo, prefería volcar todo su tiempo en su casa y sobre todo, en su hijo, que todavía era demasiado pequeño. Quizás cuando fuera mas mayor se lo pensaría, quien sabe. Ahora disfrutaba llevándolo a la escuela, al parque o a la playa, para jugar con él o que estuviera jugando con los amigos que había hecho en estos pocos años que llevaba en el colegio. A ella también le gustaba participar en las actividades o fiestas que organizaban durante el curso. Tenía otras costumbres, como pasar las tardes con los nuevos amigos que ellos también habían hecho, mientras veían a los niños jugar despreocupadamente, o bajar a la calle en las noches de verano, cuando el calor se va, para charlar con sus vecinos sobre las cosas de la vida. Poco imaginaba que su vida iba a cambiar en poco tiempo.


Hacía ya un tiempo que las cosas no estaban yendo bien. En todas partes había muchos problemas con el trabajo y en su ciudad no iba a ser menos. Huelgas, despidos y rumores de cierres de empresas estaban a la orden del día. A su marido le llegó la oportunidad de tener otro trabajo que les daría la seguridad y tranquilidad necesaria para vivir. Solo había un problema. Tenían que irse a otra ciudad y dejar el lugar donde era feliz.

No había opción. Desgraciadamente en este mundo sin dinero no eres nada y ese trabajo les garantizaba un futuro mejor…al menos en lo económico. El traslado sería en pocos meses y en ese tiempo, intentaba hacerse a la idea del cambio. Trataba de convencerse de que hacían lo adecuado, de que todo iría bien, pero no podía evitar pensar que quizás fuera duro habituarse a la nueva situación. Nueva ciudad, otra gente que no conocía y sobre todo, pensaba en como llevaría su hijo el cambio de colegio y de amigos, aunque también sabe que a los niños les cuesta menos habituarse,  porque viven las cosas con naturalidad y no se las toman tan en serio como nosotros.

Los pensamientos se le agolpaban en la cabeza y eso le costó unas cuantas noches de lágrimas. Pero solo sería una cuestión de tiempo. Al principio, intentarían volver a su barrio de visita para recordar viejos tiempos tantas veces como les fuera posible, aunque sabe que esas visitas inevitablemente, serían cada vez más escasas. Pero le consuela estar segura de algo.  Saber que sus amigos solo quieren que sea feliz esté donde esté.

Solo desea una cosa. Que por mucho tiempo que pase no sea olvidada… y que ella tampoco olvide.

Que así sea.


( este es un relato de ficción, cualquier parecido con la realidad a lo mejor no es una coincidencia)

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