Un amigo me dijo una vez que le costaba mucho transmitir lo que llevaba en su corazón y transformarlo en palabras. Para él era mucho más sencillo coger una pluma y ponerse a escribir lo que sentía. Mi amigo, no sin cierto atropello, acertó a preguntarme por el muro que durante aquella temporada me rodeaba. Un muro que cada día se hacía más y más inexpugnable y que parecía no tener puertas. Lo cierto es que ese muro que todos creían mío no lo había construido yo, sino los ojos de las personas que me miraban. Yo, a mi alrededor, no veía ni percibía ningún muro sino un aura llena de puertas a la que cualquier persona podría acceder. Las puertas de mi supuesto muro estaban abiertas y nadie las veía. Entonces empecé a desesperarme y yo misma empecé a ver y a construir mi muro. Esta vez más inexpugnable que nunca. ¿Por qué? En un momento de hartazgo las puertas de mi corazón empezaron a cerrarse, porque mi corazón decía la verdad y nadie lo veía. Mis amigos no se daban cuenta ni de lo que los apreciaba ni de la sencillez de mi interior. Siempre buscaban un no sé qué oculto que no existía, quizás porque yo no era capaz de transmitir lo que mi corazón sentía a través de mis palabras. Quizás mi amigo tuviera razón. Cual Gorgias de Leontini redivivo acertó a decir que las palabras no eran capaces de representar la realidad. Hoy he derribado mi muro. Ni siquiera lo veo. Y mis puertas se han abierto otra vez. Me gustaría que todos ellos se acercaran de nuevo, dejando las nimiedades a un lado, y que, sin necesidad de mediar palabras vanas, se sentaran a mi lado a compartir sensaciones como antaño. Sin más. Y así, juntos, podríamos escribir un libro sin palabras al que aún le quedan muchas páginas en blanco. Como diría mi amigo utilizando ese tonillo jocoso que le caracteriza…… YO VENÍA A HABLAR DE MI LIBRO…………….
Sabes lo que pasa ANONIMA? Que ya no es como antaño, ya no hay nada igual, todo ha cambiado en un abrir y cerrar de ojos. Hoy compartes sensaciones y mañana no encuentras el momento de hacerlo.
El otro día me quedaron muchas cosas importantes por decir,cosas que me habían dolido, pero supongo que será mejor dejarlo pasar, creer en la buena voluntad de la gente (que yo si creo en eso) y que el tiempo, ese que dicen que cura todas las heridas, haga su trabajo. No merece la pena comerse la cabeza por cosas que no están en mi mano y yo ya paso de hacerlo porque ODIO las complicaciones y los malos rollos.
Luci tienes razón, todo cambia y es lo que hay. Con lo que no estoy de acuerdo es con el final de lo que dices.Si la persona te importa de verdad, siempre encuentras el momento, aunque sea con pequeñas cosas.No hace falta invitar a cenar a una persona para que sepa que te acuerdas de ella. Luci, gracias a ti también por comentar. Me alegra leerte por aquí y espero volver a hacerlo muchas veces más. Un beso.
“Con lo sencillo que es vivir...por qué las personas seremos tan complicadas”
Un amigo me dijo una vez que le costaba mucho transmitir lo que llevaba en su corazón y transformarlo en palabras. Para él era mucho más sencillo coger una pluma y ponerse a escribir lo que sentía.
ResponderEliminarMi amigo, no sin cierto atropello, acertó a preguntarme por el muro que durante aquella temporada me rodeaba. Un muro que cada día se hacía más y más inexpugnable y que parecía no tener puertas.
Lo cierto es que ese muro que todos creían mío no lo había construido yo, sino los ojos de las personas que me miraban. Yo, a mi alrededor, no veía ni percibía ningún muro sino un aura llena de puertas a la que cualquier persona podría acceder. Las puertas de mi supuesto muro estaban abiertas y nadie las veía. Entonces empecé a desesperarme y yo misma empecé a ver y a construir mi muro. Esta vez más inexpugnable que nunca. ¿Por qué? En un momento de hartazgo las puertas de mi corazón empezaron a cerrarse, porque mi corazón decía la verdad y nadie lo veía. Mis amigos no se daban cuenta ni de lo que los apreciaba ni de la sencillez de mi interior. Siempre buscaban un no sé qué oculto que no existía, quizás porque yo no era capaz de transmitir lo que mi corazón sentía a través de mis palabras. Quizás mi amigo tuviera razón. Cual Gorgias de Leontini redivivo acertó a decir que las palabras no eran capaces de representar la realidad.
Hoy he derribado mi muro. Ni siquiera lo veo. Y mis puertas se han abierto otra vez. Me gustaría que todos ellos se acercaran de nuevo, dejando las nimiedades a un lado, y que, sin necesidad de mediar palabras vanas, se sentaran a mi lado a compartir sensaciones como antaño. Sin más. Y así, juntos, podríamos escribir un libro sin palabras al que aún le quedan muchas páginas en blanco.
Como diría mi amigo utilizando ese tonillo jocoso que le caracteriza…… YO VENÍA A HABLAR DE MI LIBRO…………….
Sabes lo que pasa ANONIMA? Que ya no es como antaño, ya no hay nada igual, todo ha cambiado en un abrir y cerrar de ojos. Hoy compartes sensaciones y mañana no encuentras el momento de hacerlo.
ResponderEliminarLo dicho......... Los árboles no nos dejan ver el bosque.........
ResponderEliminarEl otro día me quedaron muchas cosas importantes por decir,cosas que me habían dolido, pero supongo que será mejor dejarlo pasar, creer en la buena voluntad de la gente (que yo si creo en eso) y que el tiempo, ese que dicen que cura todas las heridas, haga su trabajo. No merece la pena comerse la cabeza por cosas que no están en mi mano y yo ya paso de hacerlo porque ODIO las complicaciones y los malos rollos.
EliminarLuci tienes razón, todo cambia y es lo que hay. Con lo que no estoy de acuerdo es con el final de lo que dices.Si la persona te importa de verdad, siempre encuentras el momento, aunque sea con pequeñas cosas.No hace falta invitar a cenar a una persona para que sepa que te acuerdas de ella.
Luci, gracias a ti también por comentar. Me alegra leerte por aquí y espero volver a hacerlo muchas veces más. Un beso.
“Con lo sencillo que es vivir...por qué las personas seremos tan complicadas”